💐Me encantaría que leyeras el texto escuchando este tema de Hinds de fondo💐
Como buena argentina, hice terapia un par de veces en mi vida. Hablar con mis psicólogas (tuve dos) era una puerta por la que salía con cosas para pensar. Algunas no las entendía pero “me caía la ficha” después de un tiempo.
Todo siempre funcionaba muy bien hasta que llegaba ese momento en el que ya no tenía nada para hablar. Tanto que sentía que tenía que buscarme un tema para empezar las sesiones. En ese punto siempre les decía: “Ya entiendo lo que me está pasando. Ahora tengo que parar, digerir todo y aplicarlo”. Así iba poniendo pausas.
Hacer terapia me ayudó a leer mejor las señales de mi cuerpo. Así pude interpretar, en los primeros días de mi descanso, que me daba mucha culpa no hacer nada. Simplemente disfrutar. Pero como ya te he dicho antes, tomarse una pausa no un paseo por Disney. Hay que tomarse el tiempo de deconstruirse.
Hagamos un paréntesis acá para explicar en qué consiste esto de “la pausa”. Después de mi primer posteo, algunas personas entendieron que mi pausa implicaba dejar de trabajar completamente. Esto no es así. Mi pausa es por ahora un break del periodismo, pero yo sigo trabajando part-time en otras cosas. ¿Las razones? Varias. 1) Por mi personalidad, pasar de 100 a cero no era una opción, pero sí quería desacelerar e ir a un ritmo más lento para pensar. 2) Para mí era muy importante seguir teniendo mi dinero. 3) Quería explorar trabajos en otros campos/industrias. 4) Siempre me gustó trabajar con tecnología y comunidades, y quería volver a hacerlo .“Pero Romi, ¿qué significa esta pausa en la práctica?” De trabajar cinco días a la semana, pasé a dos (con un máximo de tres cuando tomé una consultoría corta). Desde hace poco más de ocho meses tengo tres días a la semana libres. Tres días para dedicármelos a mí.
(En otro posteo de DosTintas voy a contar cómo transité y construí este camino)
Sigamos…
Busqué en los chats con Mafe cuántas veces escribí la palabra culpa. Aparentemente sólo tres, aunque sé que en nuestros audios probablemente la mencioné más de 100. A mi cabeza le tomó un tiempo entender que no hacer nada está bien, que darse permiso de aburrirse requiere práctica y esfuerzo.
Tomarse una pausa no significa tomar consciencia de todas las cosas de inmediato. Por ejemplo, hace unas semanas salí de casa con dos zapatillas distintas: iba en automático.
Un intento fallido de tomar una siesta a las tres de la tarde fue la primera señal de mi cuerpo. Me recosté con la casa en silencio. A los minutos estaba dando vueltas y pensando que el resto del mundo estaba trabajando y yo aquí, intentando dormir. La culpa me asfixió. No pude pegar un ojo en 15 minutos. Me levanté sin haber dormido.
Una de mis mejores amigas (a la que llamaremos A.) me dijo hace un par de días: “Vos sos la de los datitos de papers en el medio de nuestras charlas”. Y tiene razón. Me gusta buscar la explicación científica de algunos de los procesos que vivo (muy nerd lo mío). Mafe lo sabe también y cada tanto tiro un: “Esperá que voy a buscar research de esto” 😁. En fin…Así fue como me puse a googlear para entender por qué me daba culpa descansar.
Me encontré con un paper en el que tres académicos explican que la culpa no viene “desde adentro”, sino que tiene que ver con cómo nos relacionamos con otras personas, con nuestros entornos y con expectativas generales que son externas. Y ahí entendí todo un poco más. Yo, con 40 años, tenía que estar trabajando como mis amigos, mi familia y todas las personas de mi edad. Socialmente estaba mal que quisiera tomar una siesta a las tres de la tarde.
También di con un artículo de El País que habla de lo difícil que es no hacer nada estando en vacaciones y cómo las personas tienden a llenar de actividades sus días para no transitar el vacío. La psicóloga Mireia Cabero comenta algo similar al paper cuando habla de la culpa. Dice que tendemos a poner el foco en el hacer y la productividad, porque hacer es importante, pero nos olvidamos de que el descanso tiene el mismo nivel de relevancia.
A mí me llevó al menos dos meses empezar a “vivir más lento”. Hasta que pude hacerlo.
Si tuviera que explicar qué pasó exactamente para dejar de tener culpa y empezar a disfrutar de los nuevos espacios, diría algo muy obvio: tiempo. De a poco dejé de tener esa sensación de sentirme mal por no estar pegada a una pantalla ocho horas diarias o pensando en la próxima tarea (algo que yo hacía siempre). También me relajó contarles a otros de mi descanso cuando me preguntaban a qué me dedicaba o responder “No lo sé” cuando querían saber cuál era el próximo paso. Sí, yo que en general tenía todas las respuestas sobre mi carrera empecé a navegar la incertidumbre. Poner en palabras el proceso fue la mejor medicina para mi mente boicoteadora.
La culpa por no hacer nada o aburrirse, jamás se va para siempre (por si te habías emocionado leyendo esto). Por lo menos, no en mi caso. Algunas veces me tengo que recordar a mí misma que, si hago algo distinto a la mayoría, como ir a tomar un café a las 11 de la mañana de un miércoles, nadie está señalándome con el dedo por estar en calma y sola con mi taza de café.
Ahora disfruto pedir “Lo de siempre” cada vez que entro a mi lugar preferido del mercado barrial.
Bajarse del tren de la urgencia no es solo poner en pausa el trabajo. La pausa empieza a meterse en tu cuerpo y desata otros procesos que no esperás. La culpa aparece y desaparece como quien prende y apaga las luces de una casa, y entonces hay que luchar contra esos discursos que escuchamos desde que tenemos uso de razón. Es una inversión. Si llegué hasta acá, me recuerdo, debo respetar ese tiempo libre, ese deseo o sueño por alcanzar que tantas veces mencioné con amigos, pareja y colegas.
Hace unos días, en un audio de WhatsApp, A. me dijo: “Amigaaaa, me estoy dando un baño de inversión”. Y yo creo que ese error en la palabra inmersión, no fue un error. Yo creo que A. entendió todo ❤️
💐Popurrí 💐
Con Mafe creamos esta sección para compartir páginas, libros o lo que sea que nos haya inspirado, disparado otras conversaciones o simplemente nos gustó y nos lo mandamos por chat. Los links pueden o no estar relacionados con el posteo, pero pensamos este espacio como un lugar donde las reflexiones que compartimos se conecten con otras ideas. Esperamos que te guste tanto como a nosotras💐
➡️ The Good Enough Job: Reclaiming Life From Work. En este libro, Simone Stolzoff comparte experiencias de personas que en algún momento centraron su vida alrededor del trabajo y que poco a poco fueron descubriendo la importancia de construir otras identidades por fuera de lo que hacían. Si bien los casos están centrados en Estados Unidos, las historias son de personas de distintas profesiones y dejan reflexiones muy interesantes.
➡️ The Red Hand Files. Este newsletter de Nick Cave me parece hermoso ❤️ Recibe preguntas random de las personas, elige una cada semana e intenta responderlas. En una de sus últimas entregas responde a la pregunta qué es la esperanza, me pareció hermosamente bella. Te dejo el link acá, por si querés leerla.
➡️Juan Miceli, cómo reconvertirse: del periodismo de alto perfil a la jardinería y el paisajismo (más varios consejos sobre plantas). En este podcast, un periodista argentino cuenta cómo fue su transición del periodismo a la jardinería.
¡Hasta la próxima semana y gracias por leernos!
Hay que ser muy valiente para tomarse una pausa y repensar nuestra vida. Las admiro y estoy segura de que sus reflexiones van a ayudar a muchas personas a cambiar su rumbo. Les mando un beso enorme.
Por un futuro donde los baños de inversión reemplacen la culpa ❤️ Excelente artículo y recomendaciones!