Los post-its que a veces uso para poner en papel algunas cosas sobre mi carrera.
Hace algunos años cuando una persona que quiero mucho se fue del lugar donde trabajábamos juntas, le dije: “Admiro que hayas construido una carrera en la que podés elegir. Eso no es nada fácil”.
Sé que van a decirme que siempre se puede elegir y, en el plano teórico, es cierto, pero la realidad es que la ecuación nunca es lineal ni simple. Hay circunstancias que son muy propias, contextos sociales que nos determinan y pausas que no se eligen. Sin embargo, hay mucho que podemos poner de nuestro lado para transitar el camino. Por ejemplo, construir comunidad en otros espacios y hacernos algunas preguntas clave que nos ayuden a planificar mejor.
En nuestras charlas con Mafe hablamos de manera frecuente sobre cómo arrancamos este proceso. Es una conversación que volvemos a retomar cada cierto tiempo como si fuera nueva, agregando condimentos y reflexiones. Es que este camino tiene mucho de conectar los puntos para atrás y traerlos al presente. En ese ejercicio, veo que mi pausa fue un movimiento intencional, pero no siempre estuve consciente a cada paso. Por ejemplo, este texto no lo hubiera podido escribir al mes de haber arrancado mi descanso porque algunas cosas que les voy a contar acá, las empecé a notar a medida que pasaba el tiempo.
Comenzaré diciendo que no tomé la decisión ni en dos meses ni en cuatro. Me llevó años.
Antes de lograrlo tuve un par de intentos fallidos, como aquella vez que entregué mi telegrama de renuncia convencida de que luego de eso iba a tomarme unos meses off y a los dos minutos de salir del lugar me llegó una oferta laboral que, por supuesto, no pude rechazar.En ese entonces, y aunque estaba bastante entusiasmada con la idea de mi descanso, acepté en menos de dos días.
No pasaron muchos meses desde ese episodio hasta que en mi cabeza volví a decirme nuevamente que necesitaba tomarme una pausa. Pero, como pongo empeño en no tomar decisiones críticas en picos emocionales, inmediatamente me preguntaba cómo lo iba a hacer. Había googleado un poco sobre los llamados descansos o sabáticos en las carreras y en los primeros resultados veía que las personas decidían hacerlo más cerca de los 30, viajaban por el mundo y en unos pocos casos (los menos comunes) trabajaban algunas horas. Pocos hablaban de cómo ir preparando el terreno para el descanso y la mayoría de los artículos eran de Estados Unidos o Europa.
Yo tenía casi 40, había emigrado recientemente y más que viajar por el mundo, quería descansar, hacer cosas diferentes, volver a ser más creativa y tener tiempo para mí (lo que les conté acá). También sabía que quería trabajar unas horas a la semana.
Primer aprendizaje del proceso de planificación: siempre que sea posible, es importante dedicarle un tiempo a pensar el propósito de la pausa. En mi caso, tener eso claro me ayudó a conectar con el próximo paso: pensar qué cosas me entusiasmaban y cuáles no para ver qué era eso nuevo que quería hacer.
Varios años antes de comenzar mi pausa y en distintos momentos de mi carrera profesional, me pregunté a mí misma si lo que hacía me gustaba. Llevaba bastante tiempo en periodismo de datos y sentía que necesitaba un cambio. Un año de maestría en el exterior me dio aire pero las preguntas volvían cada tanto. Cuando asomaban, tendía a pensar que mis dudas surgían porque estaba cansada de no parar (lo cual también era cierto).
No fue sino hasta 2023 cuando hice algo muy sencillo pero efectivo: me senté con lápiz y papel, dividí la hoja en dos y empecé a anotar las actividades de mi trabajo que me gustaban y las que no.
Y acá tuve un dilema.
A veces somos muy buenas en cosas que no nos gustan tanto y es difícil alejarse de eso porque sale fácil o naturalmente. Además, solemos construir expertise en las actividades en las que nos destacamos. Bueno, esas actividades en las que era buena pero no me agradaban tanto, no entraron en mi lista de “Me gusta”.
Me di cuenta de que me gustaban cosas muy distintas entre sí y que ese había sido el patrón más sobresaliente a lo largo de mi carrera. También entendí que quería conectar más con comunidades con las que había trabajado, que me gustaba armar procesos y hacer un poco de puente entre equipos para que las cosas fluyeran sin fricción. Sobre todo, disfrutaba mucho escuchando a las personas, aconsejándolas y proponiendo ideas o soluciones.
En el medio, barajé distintas opciones hasta que llegué a la conclusión de que en mi tiempo de pausa, hacer algo distinto al periodismo significaba crear productos con tecnología y con comunidades para resolver problemas reales.
¿Esto significa que no me gusta más el periodismo? No. De hecho, todas las cosas de mi lista las aprendí mientras hacía periodismo. Yo quería un cambio de óptica de lo que hacía hasta ese momento. Un nuevo enfoque fuera de la industria para volver a ser más creativa.
Para recapitular:
Primero me pregunté por el objetivo de mi descanso.
Le dediqué tiempo a poner en papel y pensar aquellas cosas que disfrutaba.
Habilidades y red
El tercer paso en mi camino hacia la pausa fue pulir mis habilidades en Producto porque pensé que eso iba a darme nuevas oportunidades para flexibilizar mi carrera como periodista. Con esto en mente, a finales de 2023 decidí tomar un curso sin siquiera saber cuándo iba a arrancar una pausa, pero presintiendo que estaba cada vez más cerca. En aquel entonces tenía dos opciones: hacerlo con periodistas y focalizado en productos de la industria o salir de mi zona de confort y buscar algo con personas de otros ámbitos. Me incliné por la segunda opción porque me parecía interesante aprender cosas en espacios donde todos tuviéramos distintos perfiles. Las clases semanales se extendieron hasta diciembre y de ahí en más, con calma, empecé a ver oportunidades para sumarme a proyectos con un fin social. La historia es un poco más larga, pero para avanzar con otros puntos, la conclusión es que después de un tiempo encontré un proyecto, que es en el que trabajo hoy en tiempo parcial, que me apasiona y renovó mis energías.
Este posteo arrancó con una frase sobre la importancia de construir una carrera en la que podamos elegir. Y aquí una obviedad: para elegir, hay que tener opciones. Por ejemplo: puliendo mis habilidades en Producto, yo podía elegir si aplicarlas a la industria de medios o en otros espacios (ONGs, sector privado, etc.).
También hice otra cosa importante desde que arranqué en periodismo y para esto tengo que contarles otra anécdota. Cuando estaba empezando mi carrera, en una charla informal, una colega más grande me dijo algo así como “Si yo tuviera que darte un consejo, te recomendaría que siempre tengas un pie en otros espacios”. Esa frase quedó grabada en mi cabeza. En la práctica esto se traducía a seguir haciendo periodismo, pero también colaborar con personas u organizaciones distintas. Y como a mí me encanta hacer cosas diferentes, hice comunicación para una ONG cuyo proyecto amaba, trabajé haciendo investigación en otra non-profit que buscaba darle más visibilidad a la brecha de género en las carreras de tecnología y hasta participé de una fellowship para jóvenes que promueven gobiernos más transparentes. Disfruté muchísimo haciendo todo esto, pero mirando para atrás, estos espacios no solo me dieron nuevas habilidades para elegir mi camino, sino que me dejaron algo aún más importante: personas y amistades con las que tengo charlas hermosas y profundas sobre la vida y que siempre están para darme un consejo, apoyarme e incluso recomendarme para otros proyectos.
Hacer el corte en periodismo fue difícil porque sentía que estaba abandonando mi profesión. Por un tiempo muy breve trabajé part-time entre periodismo y producto (no quería dejar nada) hasta que llegó el día en el que anuncié que me tomaba una pausa.
Contar con esa red de personas que les mencioné, hizo que perdiera el miedo a tomarme la pausa y acá es cuando pienso que lo mío jamás fue un salto al vacío. Lo más paradójico de esto fue que yo tenía en mi cabeza la idea de que, por haber cruzado el océano, tenía que armar mi network desde cero. Sin embargo, la red estuvo siempre ahí y no se tomó ningún avión ni barco. Esa red también se vio en casa :). S. es una de las personas que más me motivó a tomarme un descanso porque me apoya en todo y siempre cree más en mí más de lo que yo creo en mí misma: “Amor, hacelo. Todo va a estar bien”.
Quiero cerrar este texto con una tercera y última historia. Yo pude planificar esta pausa, y siento que puedo elegir porque muchas personas me acompañaron desde sus lugares. Eso me marcó mucho. Estoy convencida de que ninguno de mis logros podría haber sido posible sin el apoyo de personas extraordinarias y amables que conocí en distintos espacios y que me guiaron en mi carrera. Desde hace años intento hacer lo mismo. He tenido charlas con quienes fueron estudiantes míos para apoyarlos en sus cambios laborales, conectarlos con otras personas o simplemente para decirles lo que me dice S.: que todo va a estar bien. Me encantaría que después de leer este texto pienses en alguien que esté pasando por un proceso similar y a quien puedas ayudar aportando tu mirada o simplemente escuchar. Estas pequeñas acciones nunca son tan pequeñas y tienen un gran impacto en las personas.
¡Hasta el próximo jueves!